Había una vez un tiburón
que quería nadar y no podía nadar. Y su madre le dijo que fuese al mar y que
nadara despacio.
Los otros tiburones se
reían porque no sabía nadar. Pero un día aprendió a nadar y los tiburones que
se habían burlado de él, cuando lo vieron nadar sin manguitos se quedaron con la
boca abierta.
FIN
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