Como nadie era su amigo o amiga, no le decían que no mienta y su padre había muerto y su madre no sabía que no se miente y pensaba y pensaba, pero no le salía y pensó más y pensó y pensó, pero no sabía como volver a tener amigos, pero un día su madre se enteró de que mentía pero como tenía que irse a Sevilla no le dió tiempo a decirselo y pasó un día y otro y otro y otro y su madre no volvía y paso otro y su madre murió y ya nadie le podía decir que no se miente y como de tanto pensar qué tenía que decirle a sus compañeros, llegó tarde al cole y como quería tener amigos otra vez, siguió pensando en el colegio y tocaba clase de mates y como estaba pensando, se equivocó en todas las preguntas.
Como todavía no sabía que no se miente, le mintió al profe y el profe se dio cuenta de que le estaba mintiendo y lo mandó a la esquina y pensó y pensó y le salió, pero como estaba castigado, no podía decirle perdón a sus compañeros, llegó la hora del recreo y ya podía decirlo y se lo dijo a: Pablo, a los Antonios, a Luna, Juan, Iván, Román, Alba, Paula, Javi, Elena, Marta, Pedro, Santi y a Cristian, y ya volvió a tener amigos y se puso tan contento que su sonrisa le llegó hasta los ojos.
FIN
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