Había una vez, una señora
en un puesto de churros.
Un papá fue a por churros
y la señora le dijo:
- Buenos días, ¿cómo los
quería usted?
Y el papá le contestó:
- Póngamelos gorditos como
les gustan a mis niños.
Y todos comieron los
churros y se pusieron muy contentos.
FIN
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