Érase una vez un día en la
playa me encontré una concha. Por esa concha se oía el mar.
De repente me acordé de mi
primo Ángel y le dije:
-Ángel, ven, tengo una
concha.
Y dijo:
-Ya voy.
Le dimos la concha a mi
madre y nos bañamos juntos en la playa y jugamos con la arena.
FIN
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