Érase una vez una gata
callejera que siempre buscaba comida entre la basura, era una gata arisca y
asustadiza. Los gatos más grandes le quitaban la comida.
Un día, una niña se acercó
a ella para darle comida y se hicieron amigas.
La niña se llevó la gata a
su casa y nunca más volvió a pasar hambre.
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qué bonito cuento!
ResponderEliminarMarcela