Érase una vez unos
girasoles amarillos. Eran muy bonitos.
Todos los que pasaban por
allí siempre le daban cariño. Cada vez que le daban cariño más grande estaban.
Se pusieron tan grandes
que asustaban a todo el mundo. Vino un jardinero y lo cortó. Así ya no
volvieron a asustar a la gente.
FIN
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